Quem somos nós?
Iuri Britto, brasileiro, fã declarado de tecnologia, daqueles que não só entendem do assunto — vivem dele. A vida decidiu que ele deveria transformar essa paixão em trabalho, e lá foi ele montar projetos, conexões e soluções como quem monta LEGO… só que com mais cabos.
Josely Romero, venezuelana, gestora de finanças, apaixonada por organização e pela paz mental que só uma planilha perfeitamente fechada consegue proporcionar. Para ela, previsibilidade é poesia.
Agora, juntar essas duas criaturas? Fácil não foi.
Ele queria dormir cedo para acordar cedo e treinar cedo, um loop infinito de disciplina.
Ela, mesmo podendo fazer home office, achava diversão ir ao escritório organizar tudo presencialmente.
Mas o destino é teimoso. E usa amigos como cúmplices.
O encontro improvável
Iuri foi arrastado (não convidado) para o aniversário de Roberta. Chegando lá, sentiu que tinha sido teleportado para o “harém das 14 amigas”, título carinhoso que define bem o cenário.
Josely, do outro lado da cidade, também havia sido vencida pelo convite, afinal, sair para se divertir e conhecer gente nova nunca é uma má ideia… tirando o pequeno detalhe da língua. Ela já falava português, mas ainda no modo “beta”.
Iuri só pensava em sua água com gás com laranja e no treino do dia seguinte. Mas resolveu ser cordial: conversou rapidamente com cada convidada. Até que encontrou uma que entendia pouco o que ele dizia, parecia ligeiramente assustada… e falou de arepas. Aí sim o coração dele reiniciou em modo “interessado”. A conversa fluiu, e como bom entusiasta de tecnologia, ele sugeriu trocar contatos via AirDrop. Josely adorou. Iuri enviou o dele. Já o de Josely… bom… a tecnologia decidiu não colaborar naquele dia.
A investigação digna de 007
Nos dias seguintes, Iuri pensou: “Vou ligar para aquela gringa.”
Abriu a agenda. Nada.
Buscou de novo. Nada.
E foi nesse momento que nasceu o Iuri Bond. Ele achou a empresa onde Josely trabalhava, achou a chefe, achou o escritório… e achou quase o nome completo. Depois virou praticamente Polícia Federal: encontrou entrada no país, CPF, data de nascimento… e confirmou que estava “no target”. Com o nome completo, encontrou o LinkedIn. Mandou mensagem. Silêncio. Achou o Instagram (quase sem fotos). Mandou mensagem. Silêncio 2, A Missão. Aí pediu reforço para Roberta, pegou mais informações… e só dois dias depois Josely finalmente respondeu.
O primeiro encontro
Jantaram.
Iuri, fiel ao seu personagem, pediu água, salada e proteína dividida. Foi ao encontro com um litro de perfume.
A conversa foi leve, natural, com aquela energia de “isso aqui faz sentido”.
Vieram novos encontros
Campos de Jordão em clima de filme, restaurantes japoneses, uma moto quebrada na porta de casa (“golpe aplicado com sucesso”), uma mudança para o México que quase foi, não foi, e virou outra coisa: virou mudança de vida.
E aqui estamos
A história segue do jeito que funciona melhor: um pouco planejada, muito divertida, cheia de amor, parceria e aquele costume de ficar tão juntinho que às vezes o braço de um adormece, e ninguém reclama.
—
¿Quiénes somos?
Iuri Britto, brasileño, fan declarado de la tecnología, de esos que no solo entienden del tema: viven de él. La vida decidió que esa pasión debía convertirse en trabajo, y allá fue él a armar proyectos, conexiones y soluciones como quien arma LEGO… solo que con más cables.
Josely Romero, venezolana, líder financiera, enamorada de la organización y de esa paz mental que solo una hoja de Excel perfectamente cerrada puede dar. Para ella, la previsibilidad es poesía.
¿Y juntarlos a los dos? Fácil no fue.
Él quería dormir temprano para despertar temprano y entrenar temprano, un loop infinito de disciplina.
Ella, aún pudiendo hacer home office, consideraba divertido ir a la oficina a organizar todo presencialmente.
Pero el destino es terco. Y usa a los amigos como cómplices.
El encuentro improbable
Iuri fue arrastrado (no invitado) al cumpleaños de Roberta. Al llegar, sintió que lo habían teletransportado al “harén de las 14 amigas”, título cariñoso que describía perfectamente el panorama.
Josely, al otro lado de la ciudad, también había cedido ante la invitación, después de todo, salir a divertirse y conocer gente nueva nunca es mala idea… salvo por el pequeño detalle del idioma. Ya hablaba portugués, pero todavía en modo “beta”.
Iuri solo pensaba en su agua con gas con naranja y en el entrenamiento del día siguiente. Pero decidió ser cordial: conversó rápidamente con cada invitada. Hasta que encontró a una que entendía poco lo que él decía, parecía un poquito asustada… y habló de arepas. Ahí sí el corazón de él se reinició en modo “interesado”. La conversación fluyó, y como buen entusiasta de la tecnología, sugirió intercambiar contactos por AirDrop. A Josely le encantó. Iuri envió el suyo. El de Josely… bueno… ese día la tecnología no quiso colaborar.
La investigación digna de 007
En los días siguientes, Iuri pensó: “Voy a llamar a aquella extranjera.”
Abrió la agenda. Nada.
Buscó de nuevo. Nada.
Y ahí fue cuando nació Iuri Bond. Encontró la empresa donde trabajaba Josely, encontró a la jefa, encontró la oficina… y casi casi el nombre completo. Luego se volvió prácticamente Policía Federal: encontró la entrada al país, el CPF, la fecha de nacimiento… y confirmó que estaba “on target”. Con el nombre completo, encontró el LinkedIn. Mandó mensaje. Silencio. Encontró el Instagram (casi sin fotos). Mandó mensaje. Silencio 2, La Misión. Entonces pidió refuerzos a Roberta, consiguió más información… y solo dos días después Josely finalmente respondió.
La primera cita
Fueron a cenar.
Iuri, fiel a su personaje, pidió agua, ensalada y proteína dividida. Y llegó al encuentro con un litro de perfume.
La conversación fue ligera, natural, con esa energía de “esto tiene sentido”.
Vinieron más encuentros
Campos do Jordão con clima de película, restaurantes japoneses, una moto dañada frente a la casa (“golpe aplicado con éxito”), una mudanza a México que casi fue, no fue, y terminó siendo otra cosa: terminó siendo un cambio de vida.
Y aquí estamos
La historia sigue como mejor funciona: un poco planeada, muy divertida, llena de amor, compañerismo y esa costumbre de quedarse tan cerquita que a veces se duerme el brazo de uno, y a nadie le importa.